Las placas representan las famosas "Ocas de Meidum", una escena pintada de las tumbas de Meidum que data del Antiguo Egipto, más específicamente de la época de la IV Dinastía. Esta pintura es célebre por su realismo y belleza, destacando por la habilidad del artista en capturar la gracia y el movimiento de estas aves. Las ocas se muestran en una actitud natural y relajada, lo que indica un alto grado de observación por parte del artista de la fauna del Nilo. Estas representaciones son un testimonio del amor y la apreciación por la naturaleza en el arte del antiguo Egipto.
Ocas de Meidum
La famosa pintura de las ocas de Meidum era parte de una escena de caza de aves con red pintada en estuco en la mastaba de Nefermaat y su esposa Atet. Nefermaat era hijo y chaty de Seneferu, primer faraón de la cuarta dinastía. La mastaba fue descubierta por Auguste Mariette en 1871 y estudiada por Petrie. El friso de las ocas se encontraba en la capilla de Atet.
El arte pictórico durante el Imperio Antiguo prestaba la máxima atención a los detalles de animales y plantas, tanto que incluso hoy en día es posible identificar las especies de gansos de esta pintura, desde el plumaje estilizado del ánsar careto a la especie ánsar campestre o la barnacla cuellirroja: las aves de la izquierda son gansos campestres siguiendo a uno de pico negro, mientras que a la derecha se pueden observar ocas de cuello rojo.
Las ocas de Meidum fueron realizadas siguiendo una técnica puntiforme, que crea en su conjunto, a partir de parches simples de color, figuras impresionantes y donde la vivacidad de las ocas se destaca por los colores perfectamente conjuntados de forma cromáticamente armoniosa. Para producir el efecto de profundidad, se dibujan dos gansos uno sobre el otro. El friso es simétrico, y unas borrosas plantas verdes con flores rojas evocan el paisaje de la orilla de un estanque. Llaman la atención los colores naturales de la pintura, aplicada sobre una capa de estuco que cubre a su vez un revoque de adobe.